– Sé que jamás te voy a olvidar ya que tú te encargaste de que nunca pase eso.
Papá que difícil me resulta estar sin tu presencia, quisiera regresar el tiempo y poder verte, escucharte, besarte, abrazarte y jamás soltarte, me cuesta trabajo entender que ya no estás físicamente con nosotros. Te extraño desde el momento en que partiste de este mundo.
Extraño tus platicas, tus risas, tus consejos, tus abrazos, tus llamadas, tu voz, tu manera tan cariñosa de hablarnos...sé que es un proceso el poder asimilarlo, le pido a Dios me de mucha fortaleza para poder recuperarme y aprender a vivir con tu ausencia. Sé que jamás te voy a olvidar ya que tú te encargaste de que nunca pase eso, dándome todo el amor, cariño y apoyo incondicional en todo momento.
Me quedo con todos los bonitos recuerdos y con todas las enseñanzas que aprendí de ti. Fuiste el mejor padre que Dios me pudo haber prestado, y por eso estaré eternamente agradecida. ¡Siempre estaré muy orgullosa de haber sido tu hija!
¡Te amaré por siempre papito de mi vida!
Tu hija del alma: Rossana
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